CUANDO LA TECNOLOGÍA NOS ABSORBIÓ
Miremos a donde miremos y vayamos por donde vayamos solo vemos tecnología, vehículos sin parar de circular, pantallas enormes de anuncios, personas con sus móviles en las manos… Es cierto que la tecnología forma parte de nuestras vidas y nos ha ayudado a avanzar socialmente de una manera positiva en lo relacionado a la medicina, la física y otros aspectos que nos ayudan a tener una vida más cómoda y saludable. Pero una cosa es usar estos avances tecnológicos para mejorar nuestra calidad de vida y otra bien distinta es estar todo el día rodeados de tecnología, teléfonos móviles, tablets, ordenadores, televisiones, libros electrónicos. Hay muchas personas que, si todo esto desapareciera no serían capaces de sobrevivir.
¿Dónde está la época en la que para jugar con tus amigos solo tenías que ir a sus casas, o esa época en la las reuniones familiares y con amigos eran eso, reuniones y no lo que vemos actualmente?
En más de una ocasión, cuando estoy en una cafetería o en un restaurante, cuando salgo a dar un paseo, cuando voy al cine o incluso cuando voy conduciendo solo veo personas con sus teléfonos móviles, las reuniones de amigos y familiares ya no son reuniones, sino una confusión entre ciertas palabras que se dicen y la mirada baja ante la pantalla de un dispositivo. ¿Cuándo nos hemos vuelto tan dependientes?¿Cuándo hemos dejado de tener largas charlas con las personas que nos rodean? No sabría decir cuando, ya que ni yo misma lo recuerdo. Solo sabría decir que nos pasamos la mayoría de los días enganchados a algún tipo de dispositivo. Y no solo los adultos sino también, muchas veces cuando levanto mi mirada veo niños pequeños con sus tablets o adolescentes en el parque que en vez de relacionarse entre ellos mismos están exclusivamente relacionándose con sus teléfonos.
Realmente, ¿esto es bueno para nosotros? Pues claro que no, el depender tanto de un dispositivo nos lleva a no poder estar pendiente de aquello que realmente importa, de tus hijos, de tus amigos, de tu pareja…
Esta situación lleva al deterioro de las relaciones sociales, familiares, de pareja y sobre todo de ti mismo. Se llega a crear una adicción real, una adicción con síntomas relacionados con otras adicciones, como puede ser el juego, el alcohol o las drogas. Una adicción que nos lleva a decir palabras tales como: “sin el móvil no soy nada”, “si no tengo móvil, ¿cómo voy a hablar con mis amigos?
Muchas veces en consulta tengo adolescentes así, adolescentes que piensan que sus vidas giran en torno a un teléfono móvil, padres que me dicen que para ellos es más sencillo dejarle la tablet a sus hijos, que así están más tranquilos o familias que cuando les preguntas qué hacen por las noches cuando están todos en casa te dicen que sus hijos están con sus móviles o tablets, que sus parejas pasan el rato jugando con el móvil, viendo vídeos o enganchados a las redes sociales.
Es cierto que al ritmo en el que ha ido avanzando la sociedad tecnológicamente, necesitamos de todos estos dispositivos para avanzar a ese ritmo, los necesitamos para el trabajo, los estudios y ciertas actividades de ocio. Pero, ¿por qué no solo los usamos para eso y los dejamos de lado en otras situaciones?
Mi consejo es que emplees los medios tecnológicos solo para cuando sean necesarios y que les dediquemos tiempo a nuestras parejas, familiares y amigos. Son ellos los que te pueden ayudar en muchas situaciones en las que un dispositivo no te puede ayudar, son a ellos a los que tienes que cuidar, son a ellos a los que realmente les tienes que prestar atención.
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