Ansiedad

¿Cómo identificar y prevenir la ansiedad?

Cuánto más caso me hagas más me quedaré, cuánto más tiempo estés preocupado por mi, más insistiré… pero si te distraes y te olvidas de que existo empezaré a alejarme poco a poco y tú comenzarás a tener el control.

La ansiedad es un mecanismo de defensa que nuestro cuerpo pone en marcha ante diversas situaciones de peligro y nos prepara para dar una respuesta adecuada ante estas situaciones.

Es una respuesta de «lucha-huida», dado que se trata de una reacción primitiva y refleja que nuestro cuerpo se prepara para luchar o huir del peligro.

Por ejemplo: si vamos a cruzar la calle y observamos a un coche venir a gran velocidad, nuestro organismo se prepara para combatir esa amenaza aumentando nuestros niveles de alerta. Aquí, nuestra respuesta sería salir corriendo para evitar el coche, una respuesta de huida. Una vez que la amenaza ha pasado, nuestro organismo vuelve a sus niveles iniciales de relajación e, incluso, podemos sentir un alivio subjetivo físico y psicológico.

Que esta respuesta de ansiedad se convierta en algo perturbador, constante y permanente se debe principalmente a nuestra capacidad de resiliencia, es decir, a cómo cada un de nosotros afrontamos las diversas situaciones estresantes que nos surgen en nuestro día a día.

El ejemplo anterior es una amenaza puntual y pasajera, el problema surge cuando se nos presentan diversas situaciones estresantes y continuadas. Son principalmente situaciones que nos afectan en nuestro día a día y, por lo tanto, el cómo la propia persona sepa afrontarlas es muy importante para que una situación de estrés no lleve a una problemática a nivel físico o psicológico.

Una persona optimista y que disponga de las estrategias necesarias afrontará estas situaciones de una manera mucho más positiva que una persona pesimista y sin estrategias de actuación.

¿Cómo actúa nuestro organismo ante estas situaciones?

Lo primero, decir, que la ansiedad NO es una enfermedad. Muchos de nosotros llegamos a confundirla con problemas de corazón ya que, a veces, los síntomas son parecidos. Pero, los síntomas relacionados con la ansiedad son principalmente psicológicos y se ven traducidos en síntomas físicos.

Ante una situación de estrés o ansiedad se produce una «sobreactivación motora» que afecta de distintas formas a nuestro organismo.

  • A nivel del sistema muscular todo nuestro cuerpo se tensa. Ante una amenaza puntual es bueno ya que nos prepara para la lucha o huida. Pero si la amenaza perdura y, por lo tanto la tensión se mantiene durante periodos de tiempo prolongados puede generar temblores, tics, o incluso contracturas y sobrecarga muscular.
  • También la visión se ve afectada. Nuestras pupilas se dilatan y nuestra frente y párpados se tensan. Esto puede provocar mareos, visión borrosa y esos puntitos blancos que a veces vemos.
  • En cuanto al sistema cardiovascular; este es el encargado del transporte y distribución de los nutrientes y del oxígeno necesarios para responder ante una situación de peligro. Pero si este trasporte de oxígeno es excesivo puede provocar palpitaciones y/o taquicardia. 
  • A nivel del sistema respiratorio, nuestra respiración se acelera debido a ese aporte extra de oxígeno. Una respiración agitada durante un largo periodo de tiempo puede dar lugar a la hiperventilación (respiración que está por encima de las necesidades de nuestro cuerpo). Esto puede derivar en mareos, hormigueo, sensación de calor o de frío, dificultades de visión, palpitaciones y/o temblores.
  • Y, a nivel del sistema endocrino, se produce un aumento de la temperatura corporal, que el organismo compensa con la sudoración para equilibrar nuestra temperatura.

¿Qué consecuencias puede tener en nuestra salud  mental y en las relaciones sociales?

La ansiedad puede provocar inquietud, agobio, sensación de amenaza o de peligro, inseguridad, sensación de vacío, temor a perder el control, incertidumbre, dificultad para tomar decisiones… pero a nivel psicológico, en lo que más destaca la ansiedad es nuestros pensamientos. Tenemos pensamientos involuntarios recurrentes que no nos dejan tranquilos, están ahí, y, sobre todo, cuando estamos relajados; ya que cuando estamos con la mente relajada es cuando damos predisposición a que nuestros pensamientos involuntarios tomen el control. Esto puede hacernos sentir irritables, inquietos y a que tengamos problemas de sueño, despertares nocturnos o insomnio.

La ansiedad, además, provoca un bajo estado de ánimo y mal humor y, en diversos casos, incluso depresión. Este estado de ánimo hace que tengamos menos ganas de salir, de hacer cosas, de divertirnos… y, por lo tanto, nuestras relaciones sociales y familiares también se ven afectadas.

Aquí os planteo algunos CONSEJOS para prevenir y/o combatir la ansiedad:

  1. Realiza actividad física. La actividad física es muy importante ya que tiene tanto efectos activos como relajantes. Con ella se liberan endorfinas, que son las conocidas hormonas de la felicidad y, por lo tanto va a hacer que nuestro organismo funcione de forma óptima y que podamos, además, tomar el control de aquellas situaciones en las que nuestros pensamientos se apoderan de nosotros.
  2. Ten una buena alimentación. Es importante llevar una alimentación sana y equilibrada, ya que alimentos de alto contenido en grasas o azúcar pueden hacer que nuestro organismo se vea alterado.
  3. Evita sustancias estimulantes. Café, té, alcohol, tabaco y otras drogas hacen que nuestro sistema nervioso no funcione en sus niveles óptimos.
  4. Asume las dificultades como una oportunidad para aprender. De los errores aprendemos mucho, nos tenemos que equivocar varias veces antes de aprender a hacerlo bien. Forma parte del aprendizaje. Lo importante es confiar siempre en nuestras capacidades y potenciales.
  5. Establece metas y objetivos. Tener metas y objetivos y luchar para poder alcanzarlos hace que nos sintamos más motivados y con ganas de hacer cosas.
  6. Sal de la rutina. Realiza actividades y hobbies que te resulten interesantes o retoma aquellos que habías dejado de hacer. Te ayudará a salir de la rutina diaria y a tener la mente activa y entretenida.
  7. Deja el trabajo en el trabajo. No te lleves el trabajo a casa si no es necesario y menos pienses en él. Busca un método de desconexión que te ayude a dejar el trabajo a un lado.
  8. Evita los pensamientos negativos indeseados. Cámbialos por pensamientos positivos que te ayuden a estar en un ambiente de confort.
  9. Aprende a decir no y a dedicarte más tiempo a ti mismo/a. Dedícate un momento al día para hacer aquello que te apetezca, para hacer aquello que realmente te hace sentir bien.
  10. Realiza actividades de respiración y relajación. Técnicas de respiración y relajación para controlar la ansiedad y actividades como yoga o meditación.

 

 


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