Probablemente la eyaculación precoz es la disfunción sexual más extendida entre varones y, por tanto, es uno de los principales problemas sexuales a los que se enfrentan las parejas. Esta disfunción sexual ha supuesto una preocupación para la comunidad científica y desde hace unas décadas se han realizado estudios e investigaciones en torno a este fenómeno.
ESTUDIOS:
Metz y McCarthy (2003) han dedicado un importante esfuerzo a la investigación de los factores relacionados con la eyaculación precoz. Mediante estos trabajos han conseguido profundizar en el conocimiento de esta disfunción y han podido desarrollar todo un programa de intervención enfocado tanto al bienestar del varón que la padece, como al de su pareja.
En el hombre, junto a los problemas de erección constituye la segunda causa de consulta sexológica. Las tasas medias de prevalencia, según diversos autores, oscilan entre el 15 y el 40% del total de la población masculina (Bancroft y Coles, 1976; Mears, 1978; Heisler, 1983; Nathan, 1986; Hawton, 1988: Vázquez, Graña y Ochoa, 1991: Hurtado, Teodoro, Royo y Muñoz, 1996). Siendo la prevalencia constante en todos los grupos de edad en diferentes países.
“La eyaculación precoz es el problema masculino más frecuente. La mayoría de adolescentes y hombres jóvenes empiezan como eyaculadores precoces. El 30% de los hombres adultos se queja de una eyaculación rápida”

SÍNTOMAS Y TRASTORNOS ASOCIADOS
De la misma manera que ocurre con otras disfunciones sexuales, la eyaculación precoz puede crear conflictos en la relación de pareja debido a la insatisfacción sexual que ocasiona.
Algunos hombres sin pareja dudan a la hora de empezar relaciones sexuales debido al miedo producido por el trastorno, llevando a una tasa importante de aislamiento social
Un gran número de hombres jóvenes aprenden a retrasar la eyaculación a lo largo de los años como consecuencia de la experiencia, pero algunos continúan presentando dificultades de control eyaculatorio y suelen buscar a un profesional. Sin embargo existen hombres que pierden la capacidad de control después de un período de actividad sexual sin problemas. Cuando esto se produce, suele ser a menudo por la disminución de la frecuencia de la actividad sexual, la ansiedad producida por una nueva pareja o la pérdida del control de la eyaculación relacionada con la dificultad para conseguir o mantener una erección.
Por ejemplo:
- Algunos hombres pueden retrasar la eyaculación en las relaciones de larga duración, pero sufren de falta de control eyaculatorio ante situaciones de nuevas parejas.
- Hay hombres que al dejar de consumir alcohol de manera regular pueden sufrir eyaculación precoz, ya que confiaban en la bebida alcohólica para retrasar el orgasmo, en lugar de aprender nuevos comportamientos.
- También hay una tasa importante de hombres que repiten actividad sexual tras una primera eyaculación rápida, como forma de retrasar la siguiente eyaculación, pero con el paso de los años y la ampliación del periodo refractario empiezan a tener dificultades erectivas que imposibilitan esa forma de control.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
La eyaculación precoz debe diferenciarse de los siguientes problemas y trastornos:
Trastorno de la erección en el hombre debido a una enfermedad médica.
Algunos hombres con disfunción eréctil pueden suprimir las estrategias habitualmente utilizadas para retrasar el orgasmo, o necesitar una estimulación no coital prolongada e intensa con el fin de obtener el grado de erección suficiente para la penetración. En estas personas la estimulación es tan intensa que la eyaculación se puede producir rápidamente.
Trastorno sexual inducido por sustancias.
Cuando la eyaculación precoz se debe exclusivamente al consumo de sustancias (por ejemplo, abstinencia a opiáceos).
Eyaculación refleja en lesiones medulares.
Una forma especial de eyaculación precoz, es la eyaculación refleja que se produce en los pacientes parapléjicos, en enfermedades medulares o traumatismos que se producen por encima del nivel medular L1. En otros casos se produce siempre un reflejo eyaculador sin control voluntario, con una sensación orgásmica desagradable e inicialmente incluso dolorosa, acompañada de náuseas y cefaleas.
Problemas ocasionales.
Cuando los problemas de control eyaculatorio no son persistentes ni recidivantes o no se acompañan de malestar acusado ni de dificultades en las relaciones interpersonales no se consideran eyaculación precoz. Aunque se debe tener en cuenta la edad del paciente, su experiencia sexual, la actividad sexual actual y la familiaridad con la pareja.
Algunos factores etiológicos de la eyaculación precoz
La eyaculación precoz puede ser consecuencia de un problema físico, que implique al sistema neurológico, puede ser debida a las lesiones físicas, o a los efectos secundarios de algunas drogas. Puede ser psicológica, surgida de ciertas características de personalidad o de la historia personal, y también debida a déficits en las habilidades sexuales. La eyaculación precoz puede tener un efecto devastador en la autoestima de las personas que la padecen, en su vida sexual y en su relación de pareja. Estos efectos, a su vez, pueden empeorar la eyaculación precoz, se crea un círculo vicioso.
Etiología
En la mayoría de los trabajos e investigaciones realizadas sobre esta disfunción se constata que son principalmente los factores de carácter psicológico los que normalmente facilitan la aparición y el mantenimiento del trastorno. Son muy pocos los trabajos que presentan datos en apoyo de causas orgánicas en la base del mismo. Entre las pocas causas de tipo orgánico que se han relacionado con la aparición de la eyaculación precoz se encuentran, la inflamación de la próstata, la esclerosis múltiple y el endurecimiento arterial en los varones de edad avanzada, aunque estos datos no están suficientemente probados y carecen de consistencia.
Revisando los factores psicológicos, que en definitiva son los únicos de causa demostrada, se cree que la disfunción está relacionada con la “preocupación excesiva del varón por satisfacer a la pareja”. Las dificultades en el control eyaculatorio pueden estar relacionadas con ansiedades referentes al acto sexual, o con miedos inconscientes a la vagina. También pueden ser el resultado de un aprendizaje inadecuado y/o insuficiente.
Más del 50% de los hombres han probado por su cuenta de cinco o más estrategias para superar el problema de control eyaculatorio (Porst et al, 2007): concentrarse en algo diferente al sexo (68,7%), estimulación interrumpida (66,7%), masturbación por uno mismo (62,2%), posturas especiales durante la actividad sexual (60,8%), tener relaciones sexuales más a menudo (57,1%), pero, en general, no les ha dado resultado.
Un aspecto importante también a considerar es el que hace referencia a la repercusión que esta disfunción puede tener para el hombre. En este sentido, es frecuente que muchos hombres lleguen a cuestionarse su masculinidad, e, incluso, su valor como personas al no poder controlar su eyaculación. Además, puede que sus parejas suelan expresar enfado y desánimo, recriminándoles su falta de consideración e incluso su egoísmo por no prestar atención a sus propios requerimientos sexuales, siendo frecuente encontrar un alto grado de insatisfacción e incluso la ausencia de orgasmo en las parejas de los hombres con esta disfunción sexual, lo cual puede llevar a su vez a deteriorar las relaciones de pareja.
“Las técnicas de autoayuda para reducir la excitación no ayudan a mejorar el control eyaculatorio. Al interferir con la excitación, estas técnicas pueden causar disfunción eréctil”
Una clara consecuencia de todo lo anterior suele ser la reducción drástica de las relaciones sexuales, lo que a su vez incrementa la probabilidad de que el hombre eyacule aún con más rapidez la próxima vez que tenga relaciones sexuales, debido simplemente al efecto de distanciamiento de las mismas.
CONSEJOS
La relajación fisiológica: La primera habilidad que se ha de aprender es cómo relajar los músculos del cuerpo durante los procesos de excitación sexual.
Identificar el punto de inevitabilidad eyaculatoria: Otra habilidad consiste en aprender a identificar el punto de inevitabilidad eyaculatoria. Tras ese punto, el orgasmo deja de ser voluntario.
Regulación eyaculatoria: para así obtener un control razonable sobre el momento de la eyaculación.
Cooperación para la intimidad: el enfoque para la intervención sobre la eyaculación funciona mucho mejor cuando los dos miembros de la pareja trabajan en equipo.
Aumentar el placer: las técnicas “populares” de “auto-ayuda” para el control eyaculatorio plantean el uso de distracciones para reducir la excitación; por ejemplo, poniéndose dos preservativos, o cremas que resten la sensibilidad en el glande, pensar en situaciones antieróticas o implementar tácticas de distracción. Estos métodos lo único que consiguen es bloquear el placer erótico pero no mejoran el control una vez que se alcanza esa intensa excitación erótica. El objetivo es aumentar el placer, no reducirlo.
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